
En medio de su intenso trabajo artístico, sus sagradas horas para ejercitarse, la cábala y el amor que esté de turno -por ahora sigue vigente el modelo Jesús Luz-, Madonna saca bastante tiempo para atender sus obras filantrópicas. Recientemente regresó a Malawi, de donde son oriundos sus pequeñines, para visitar uno de los proyectos que recibe el apoyo de Raising Malawi, una organización de ayuda humanitaria que ella fundó en este país africano. Como la adopción de David y la de Mercy generaron tanta controversia por ser niños que contaban con familia propia, la cantante siempre defendió sus buenas intenciones alegando que no pretendía arrancarlos de sus raíces, y que los llevaría a visitar a su familia para que nunca olvidaran de dónde provenían.
"Como madre que soy, me causa dolor cuando veo a mujeres que no tienen acceso a agua potable o a una buena educación", dijo la intérprete de Hung Up durante su visita a la localidad de Gumulira, que recibe ayuda del proyecto Millenium Promise, una iniciativa de la Columbia University, de New York, y de la ONU, y en el que participa la organización de la que Madonna es una de las fundadoras.
Entre sus próximos planes, la diva también tiene previsto regresar para asistir a la inauguración de un edificio que albergará una academia para niñas financiada por ella. "Es un honor ayudar a cuantas niñas pueda, para que alcancen sus sueños. La investigación prueba que las niñas que viven en un mundo subdesarrollado no tienen a menudo oportunidades de recibir una buena educación y los beneficios que esta aporta", puntualizó.



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